Los amarillos pálidos suaves en tonos apagados son ideales cuando querés agregar un toque de sol a cualquier ambiente.
El amarillo alegre y enérgico agrega calidez instantánea a cualquier ambiente, especialmente los tonos suaves y pálidos, tan agradables a la vista.
Los amarillos apagados, como ranúnculo, vainilla, azafrán o arena, pueden ayudar a iluminar un espacio con poca luz natural o a agregar calidez a un espacio con techos altos. (Para mejorar este truco de color, optá por un tono que se acerque al naranja más que al verde).
Es útil recordar que el amarillo puede lucir dos veces más brillante en la pared que en la muestra de pintura o la lata.
Probá algunos tonos pintando dos capas sobre hojas de papel blanco A4. Dejalas secar y pegá las hojas en la pared. Observalas a diferentes horas del día y la noche, y con luz natural y artificial. Pronto sabrás qué tono es el amarillo perfecto para vos.